lunes, 28 de febrero de 2011

2011: Una distopía feliz de Chris Hedges

Gracias por recomendarme este artículo, brother!!!!

Traducido del inglés por Sinfo Fernández

Las dos grandes visiones sobre distopías futuras han sido “1984”, de George Orwell, y “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley. El debate existente entre quienes observaban nuestro deslizamiento hacia el totalitarismo de las corporaciones giraba en torno a quién de los dos escritores tenía razón. ¿Viviríamos dominados, como escribió Orwell, por una vigilancia represiva y un estado de seguridad que utilizaría formas de control brutales y violentas? ¿O, como Huxley imaginó, nos sentiríamos fascinados por el entretenimiento y el espectáculo, cautivos de la tecnología y seducidos por un derroche consumista que envolvería nuestra propia opresión? Pues ha resultado que ambos, Orwell y Huxley, tenían razón. Huxley fue capaz de imaginar la primera fase de nuestra esclavitud. Orwell la segunda.

Como Huxley predijo, el estado de las corporaciones nos ha ido despojando gradualmente, seduciéndonos y manipulándonos con gratificaciones sensuales, artículos baratos producidos en masa, crédito sin límites, teatro político y diversión. Mientras nos iban entreteniendo y envolviendo, fueron desmantelando todo el conjunto de regulaciones que en otro tiempo mantuvieron a raya al depredador estado corporativo, volviendo a reescribir las leyes que nos protegían hasta abocarnos a la pobreza. En estos momentos, el crédito se ha secado ya, los puestos de trabajo medianamente decentes para la clase trabajadora han desaparecido para siempre y los artículos producidos en masa resultan ahora inasequibles, por todo lo cual nos vemos transportados desde “Un mundo feliz” a “1984”. El estado, asfixiado por déficits masivos, guerras sin fin y fechorías corporativas, se desliza hacia la bancarrota. Ha llegado la hora de que el Gran Hermano se apodere del sensorama, de la orgia-porfía y de la bomba centrífuga de Huxley. Estamos pasando de una sociedad donde se nos manipula hábilmente con mentiras e ilusiones a otra donde estamos clara y totalmente controlados.

Orwell alertó sobre un mundo donde los libros estarían prohibidos. Huxley advirtió de un mundo donde nadie querría ya leer libros. Orwell alertó sobre un estado de guerra y miedo permanentes. Huxley advirtió de una cultura habitada por un placer vacío de sentido. Orwell avisó acerca de un estado donde todas las conversaciones y pensamientos estaban vigilados y la disidencia brutalmente reprimida. Huxley alertó sobre un estado donde su población sólo se preocupaba por las trivialidades y el cotilleo, sin que le importaran ya ni la verdad ni la información fidedigna. Orwell nos veía asustados y sometidos. Huxley nos veía seducidos y sometidos. Pero estamos descubriendo que Huxley no era más que el preludio de Orwell. Huxley entendía que en ese proceso éramos nosotros los cómplices de nuestra propia esclavitud. Orwell lo interpretaba como esclavitud. Ahora que el Estado corporativo ha dado ya el golpe maestro, nos encontramos desnudos e indefensos. Y estamos empezando a entender, como Karl Marx supo, que el capitalismo sin restricciones y sin reglamentar es una fuerza brutal y revolucionaria que explota a los seres humanos y el medio ambiente hasta agotarlos o destruirlos.

“El Partido busca el poder completamente en su propio beneficio”, escribió Orwell en “1984”. “No estamos interesados por el bien de los otros; únicamente nos interesa el poder. Ni la riqueza ni el lujo ni una vida larga ni la felicidad: sólo el poder, el poder puro. Lo que implica el poder puro lo comprenderán ahora. Nos diferenciamos de las oligarquías del pasado en que sabemos lo que estamos haciendo. Todos los demás, incluso los que se nos parecieron, eran cobardes e hipócritas. Los nazis alemanes y los comunistas rusos se nos parecían mucho en sus métodos, pero nunca tuvieron valor para reconocer sus propios motivos. Pretendieron, quizá hasta se lo creyeron, que habían tomado el poder de mala gana, por tiempo limitado y que justo a la vuelta de la esquina había un paraíso donde los seres humanos eran libres e iguales. Nosotros no somos así. Sabemos que nadie toma nunca el poder con intención de renunciar al mismo. El poder no es un medio, es un fin. Uno no establece una dictadura para salvaguardar una revolución; uno hace una revolución para establecer una dictadura. El objeto de la persecución es la persecución. El objeto de la tortura es la tortura. El objeto del poder es el poder”.

El filosofo político Sheldon Wolin utiliza el término “totalitarismo invertido” en su libro “Democracia incorporada” para describir nuestro sistema político. Es un término que daría sentido a Huxley. En el totalitarismo invertido, las sofisticadas tecnologías del control corporativo, la intimidación y manipulación de masas, que superan de lejos las utilizadas por los anteriores estados totalitarios, se enmascaran eficazmente con el oropel, el ruido y la abundancia de una sociedad de consumo. Se va renunciando gradualmente a la participación política y a las libertades civiles. El estado corporativo, escondido tras la pantalla de humo de la industria de las relaciones publicas, del entretenimiento y el materialismo chabacano de una sociedad de consumo, nos devora de dentro a afuera. No le debe lealtad a nadie, ni a nosotros ni a la nación. Se da un festín con nuestros cadáveres.

El estado corporativo no encuentra su expresión en un líder demagogo o carismático. Se define por el anonimato y la ausencia de rostro de la corporación. Las corporaciones, que suelen alquilar a portavoces atractivos como Barack Obama, controlan los usos de la ciencia, la tecnología, la educación y la comunicación de masas. Controlan los mensajes en el cine y en la televisión. Y, al igual que en “Un mundo feliz”, utilizan estas herramientas de comunicación para reforzar la tiranía. Nuestro sistema de comunicación de masas, como Wolin escribe, “obstaculiza, elimina cualquier elemento que pudiera introducir cualificación, ambigüedad o dialogo, cualquier cosa que pudiera debilitar o complicar la fuerza total de su creación, hasta su total impresión”.

El resultado es un sistema monocromático de la información. Cortesanos de famosos, haciéndose pasar por periodistas, expertos y especialistas, identifican nuestros problemas y explican pacientemente los parámetros. Se descarta como seres raros irrelevantes, extremistas y miembros de la izquierda radical a todos aquellos que se posicionan fuera de los parámetros impuestos. Se prohíbe a críticos sociales clarividentes, desde Ralph Nader a Noam Chomsky. Las opiniones aceptables van de la A a la B. La cultura, bajo tutela de esos cortesanos corporativos, se convierte, como Huxley señaló, en un mundo de conformidad alegre, así como en un inacabable y finalmente fatal optimismo. Nos compramos a nosotros mismos comprando productos que prometen cambiar nuestras vidas, haciéndonos más guapos, más seguros o exitosos mientras velozmente nos despojan de nuestros derechos, dinero e influencia. Todos los mensajes que recibimos a través de estos sistemas de comunicación, ya sea en las noticias de la noche o en los programas de entrevistas como “Oprah”, prometen un mañana más brillante y más feliz. Y esta es, como Wolin señala, “la misma ideología que invita a los ejecutivos de las corporaciones a exagerar beneficios y ocultar pérdidas, pero siempre con rostro risueño”. Estamos embelesados, como Wolin escribe, por “los continuos avances tecnológicos” que “fomentan elaboradas fantasías de destrezas individuales, juventud eterna, belleza gracias a la cirugía, acciones que se miden en nanosegundos: una cultura repleta de sueños de control y posibilidades en constante expansión, cuyos habitantes son propensos a fantasear porque la inmensa mayoría tiene imaginación pero pocos conocimientos científicos”.

Han desmantelado nuestra base industrial. Los especuladores y estafadores han saqueado el Tesoro estadounidense y han robado miles de millones a los pequeños accionistas que habían reservado ese dinero para la jubilación o para ir a la universidad. Se han eliminado las libertades civiles, incluido el habeas corpus y la protección contra las escuchas telefónicas sin orden judicial. Los servicios básicos se han entregado a las corporaciones, incluidas la educación pública y la atención sanitaria, que los explotan buscando únicamente el beneficio. El establishment corporativo ridiculiza a los pocos que se atreven a alzar su voz disidente, que se niegan a participar en la feliz charla corporativa, etiquetándoles de bichos raros, de frikis.

Las actitudes y el temperamento han sido astutamente manipulados por el estado corporativo, al igual que los maleables personajes de Huxley en “Un mundo feliz”. El protagonista del libro, Bernard Marx, vuelca su frustración en su novia Lenina:

“¿No te gustaría ser libre, Lenina”, pregunta.

“No comprendo qué quieres decir. Soy libre, libre para tener el tiempo más maravilloso. Todo el mundo es feliz hoy en día.”

Él se rió: “Sí, ‘todo el mundo es feliz hoy en día’. Pero, ¿no te gustaría ser libre para ser feliz de otra manera, Lenina? A tu manera, por ejemplo; no del mismo modo que todos los demás”.

“No sé lo que quieres decir”, repitió ella.

La fachada se derrumba. Y cada vez hay más gente que se da cuenta de que se les ha utilizado y se les ha robado, que poco a poco estamos yendo de “Un mundo feliz” de Huxley a “1984” de Orwell. “En algún momento, la gente tendrá que enfrentar verdades muy desagradables. Los puestos de trabajo bien pagados no van a volver. Los mayores déficits de la historia humana significan que estamos atrapados en un sistema de servidumbre que el estado de las corporaciones utilizará para erradicar los últimos vestigios que quedan de protección social a los ciudadanos, incluida la Seguridad Social. El estado ha sufrido una regresión de la democracia capitalista al neofeudalismo. Y cuando todas estas verdades aparezcan claramente, la rabia sustituirá a la alegre conformidad impuesta por las corporaciones. La debilidad de nuestros bolsillos post-industriales, donde alrededor de 40 millones de estadounidenses viven en un estado de pobreza y decenas de millones en una categoría denominada de “casi pobreza”, junto con la carencia de crédito que pudiera salvar a las familias de las ejecuciones hipotecarias, de las apropiaciones de los bancos y de la bancarrota a causa de las facturas médicas, pone en evidencia que el totalitarismo invertido no va ya a funcionar.

Cada vez vivimos más en la Oceanía de Orwell, no en El Estado Mundial de Huxley. Osama bin Laden juega el papel asumido por Emmanuel Goldstein en “1984”. Goldstein, en la novela, es el rostro público del terror. Sus diabólicas maquinaciones y actos clandestinos de violencia dominan las noticias de la noche. La imagen de Goldstein aparece cada día en las pantallas de televisión de Oceanía como parte del ritual diario de “Dos Minutos de Odio” de la nación. Y sin la intervención del estado, Goldstein, al igual que bin Laden, acabará con vosotros. En la lucha titánica contra la personificación del mal, se justifican todos los excesos.

La tortura psicológica aplicada al soldado raso Bradley Manning –que lleva ya siete meses preso sin haber sido acusado de delito alguno- refleja el destrozo del disidente Winston Smith al final de “1984”. A Manning se le mantiene como “detenido sometido a máxima vigilancia” en el calabozo de la Base del Cuerpo de Marina Quantico, en Virginia. Pasa solo 23 de las 24 horas del día. Se le niega la posibilidad de hacer ejercicio. No puede tener almohada ni sábanas en la cama. Los doctores del ejército le han estado atiborrando de antidepresivos. Las más crudas formas de tortura de la Gestapo se han sustituido por refinadas técnicas orwellianas, en gran medida desarrolladas por psicólogos que trabajan para el gobierno para convertir en vegetales a disidentes como Manning. Destrozamos las almas y los cuerpos. Es más eficaz así. Ahora nos pueden llevar a todos a la temible Habitación 101 de Orwell para que nos conviertan en seres dóciles e inofensivos. Esas “especiales medidas administrativas” se imponen habitualmente a nuestros disidentes, incluido Syed Fahad Hashmi, quien pasó tres años encarcelado en condiciones parecidas antes de ser llamado a juicio. Esas técnicas han destrozado psíquicamente a miles de detenidos en nuestros agujeros negros por todo el globo. Constituyen la principal forma de control en nuestras prisiones de máxima seguridad, donde el estado corporativo hace la guerra sirviéndose astutamente de nuestra inferior: los afroamericanos. Todo presagia el cambio de Huxley a Orwell.

“Nunca podrás tener de nuevo sentimientos humanos normales”, dice el torturador de Winston Smith en “1984”. “Todo estará muerto dentro de ti. Ya no podrás ser capaz nunca de sentir amor o amistad o alegría de vivir o risa o curiosidad o valentía o integridad. Te quedarás vacío, hueco. Vamos a exprimirte hasta vaciarte y después te llenaremos de nosotros mismos”.

El nudo se va estrechando. La era del divertimento se sustituye por la era de la represión. Decenas de millones de ciudadanos han tenido que entregar sus registros telefónicos y correos al gobierno. Somos la ciudanía más controlada y espiada en la historia humana. Muchos de nosotros tenemos nuestras rutinas diarias atrapadas en docenas de cámaras de seguridad. Nuestras inclinaciones y hábitos se registran en Internet. Nuestros perfiles se generan electrónicamente. Cachean nuestros cuerpos en los aeropuertos y nos filman con escáneres. Y los anuncios de servicio público, las pegatinas de los coches de inspección y los carteles del transporte público nos instan constantemente a informar de actividades sospechosas. Porque el enemigo está por todas partes.

Se silencia brutalmente a quienes no se ajusten a los dictados de la guerra contra el terror, una guerra que, como Orwell señaló, es inacabable. Las draconianas medidas de seguridad utilizadas para reprimir las protestas en las cumbres del G-20 en Pittsburg y Toronto fueron salvajemente desproporcionadas para el nivel de actividad de la calle. Pero enviaron un claro mensaje: ¡NI SE OS OCURRA INTENTARLO! La persecución por parte del FBI de los activistas a favor de Palestina y en contra de la guerra, que el pasado septiembre vieron cómo los agentes asaltaban sus hogares en Minneapolis y Chicago, es un presagio de lo que está por venir para todos aquellos que se atrevan a desafiar el Neolengua oficial del estado. Los agentes –nuestra Policía del Pensamiento- incautaron teléfonos, ordenadores, documentos y otras pertenencias personales. Se han enviado citaciones judiciales a 26 personas para que comparezcan ante un gran jurado. Las notificaciones citan leyes federales que prohíben “proporcionar apoyo material o recursos destinados a organizaciones extranjeras terroristas”. El Terror, incluso para quienes no tienen nada que ver con el terrorismo, se convierte en el objeto contundente utilizado por el Gran Hermano para protegernos de nosotros mismos.

“¿Empiezan a ver, pues, qué clase de mundo estamos creando?”, escribió Orwell. “Es exactamente todo lo contrario de las estúpidas Utopías hedonistas que los viejos reformistas imaginaron. Un mundo de temor, traición y tormento, un mundo donde se pisotea y se es pisoteado, un mundo cada vez más despiadado en la medida en que se va refinando”.

Chris Hedges ha sido corresponsal en América Central, Oriente Medio, África y los Balcanes a lo largo de dos décadas. En 2002 recibió el Premio Internacional de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional. En 2010 recibió el Premio a la Mejor Columna Online por el ensayo “One Day We’ll All Be Terrorists”. Ha dado clase en las Universidades de Columbia, Nueva York y Princetown. Actualmente da clases a los presos de un correccional de Nueva Jersey. Es también miembro del The Nation Institute.

Cartas a Antón de Bernardo García Cendán 18/02/2011 e 25/02/2011

Dobre ración de cartas a Antón xa que andiven liado dabondo e non puiden colgar a do día 18 ata hoxe.

Lugo, 18 feb 2011

Meu querido Antón:
Xa ves o que son as cousas. Na última carta cominábate a que non deixases de asistir ao festival organizado por Mans Unidas de Vilalba, e, ao final, resultou que non che foi posible, pero o máis grave é que tampouco eu puiden asistir. Sentino ben, en primeiro lugar, por colaborar, pero tamén porque, segundo me contan, foi todo un logro dos participantes.

Tamén ao final desa mesma carta, che dicía que se acababan de anunciar polos partidos políticos as candidaturas para a alcaldía de Vilalba e que me reservaba para comentarche algo deste asunto en próximas cartas. Pero ti, como eu supoñía, non fuches quen de agardar, agarraches o móbil e, sen ter en conta as tarifas a pagar, tivéchesme leado preto dunha hora, e por riba en horario laboral. Espero que o reitor da universidade non mo teña en conta. O curioso é que me chamaches para saber a miña opinión, pero case non me deixaches falar: ti faláchelo todiño. E eu escoitei relixiosamente como corresponde.

Preguntáchesme pola candidata do Bloque, unha rapaciña nova que xa exerce, ao parecer con solvencia, as tarefas de avogada, e, por riba, lidera con entusiasmo e eficacia un grupiño de música popular moi presente nas diversas festas que dan vida a Vilalba e a toda a Chaira. Avogada e música non é mala mestura para vivir ambientes moi distintos e comunicarse con diferentes sectores da vida local. Iso é positivo. Polo demais, pouco che podo dicir dela: eu, persoalmente, coñézoa moi pouco, pero pareceume unha rapaciña intelixente e comunicativa, dúas cualidades moi importantes para calquera político, e moito máis para un candidato á xestión municipal. A ver se ten sorte.

Os do Partido Popular, pola súa banda, repiten candidato e seguramente tamén os principais concelleiros. Supoño que se senten contentos, convencidos de que Vilalba é conservadora por natureza e que vai seguir nesta liña, de xeito que non lles paga a pena arriscar novidades. Se cadra, teñen razón, aínda que os datos de anteriores eleccións indican que non andan tan por riba como era habitual. Despois de todo, a mocidade non é tan dócil como era, e, polo tanto, non a teñen tan de man, aínda que, efectivamente, certas insinuacións de posibles choios que se deixen caer nos seus ambientes poderán, quizais, desfacer rebeldías teóricas. E disto os partidos que ostentan poder saben dabondo. Non hai máis que ver o descaro de Baltar en Ourense, por exemplo.

Finalmente dos que se presentan polo PSOE prefiro non opinar polas razóns que ti, Antón, coñeces perfectamente. Na conversa telefónica non ocultabas a túa malicia pícara para provocarme, pero non penso facerche caso. Estás convencido, disme, que nestes candidatos non hai tanta vocación socialista como desexos de se montaren no poder local imitando as actuacións dos populares. Ao final, o que se nos presenta é unha situación en que tanto monta o popular como o socialista: ideas parecidas, e non moitas, valores pouco ou nada diferenciados e actividades prácticas moi similares destinadas á consecución do voto con promesas de rendibilidade persoal. Se non entendín mal, isto é o teu razoamento: que na esquerda deberían predominar as ideas sobre outras expectativas, e, segundo pensas, non parece ser o caso entre nós. Eu tería moito que matizar, pero xa che dixen que non vou opinar.

E non che falo máis de eleccións: xa teremos tempo se Deus o quixer. Pero hai outro asunto polo que mostraches moito interese e que, polo tanto, debo comentar nesta carta. Efectivamente, como ti ben dis, sería unha pena que o Centro Cultural Recreativo tivese que pechar as súas portas e desaparecer, algo que, polo visto, estivo a piques de acontecer. En todo caso, habería que facilitar as cousas para que os vilalbeses, todos, se convencesen de que aquilo non ten por que ser ningún casino para xente selecta, como era habitual nos pobos do século pasado. “A min a ese lugar non me levan os pes”, dicíame non hai moito un amigo ben coñecido convidado a unha conferencia naquel local. Isto, claro está, cómpre superalo.

O caso é que, por fin, un grupiño de rapaces animosos decidiron darlle continuidade a esa asociación. Ti, Antón, viches a foto destes mozos na prensa e pregúntasme insistentemente por eles. Tamén eu vin a foto e, de todos eles, só coñecín a dous que, por certo, cáenme moi ben e, por moitas razóns, contan coa miña simpatía indisimulada, tanto por causas familiares como pola súa ledicia de vivir. En consecuencia, estou seguro de que te xuntas a min para, primeiro, agradecerlles aos de anteriores directivas canto deixan feito, e aos novos, que se decidisen a manter a institución, cousa non moi doada porque está exposta a críticas constantes. E tamén, en segundo lugar, ti e máis eu queremos desexarlle á nova directiva que acerte nas súas decisións. Terán que poñer moita imaxinación para racharen ese desleixo que un sector de vilalbeses manteñen en relación con ese Centro, e, xa desde o principio, haberán de pensar en certos cambios precisos para que aqueles locais poidan ser moi útiles ao conxunto de Vilalba. O máis importante é poñer as cousas doadas para que os nosos veciños se sintan animados a acudir alí con frecuencia, e niso teño confianza, porque á xente nova o que lle sobra é imaxinación: seguro que saberán encher aquel espazo de actividades atraentes para todas as idades e todas as sensibilidades. Iso si, o que eu lles pediría con insistencia é que non se deixen caer na tentación moi perigosa de excluír algunha destas sensibilidades. Vilalba é conservadora, pero non tanto, e os xeitos de pensar son xa moi variados.

E nada máis por hoxe. Recibe unha aperta do teu amigo

Bernardo


Lugo, 25 febreiro de 2011

Meu querido Antón:

Poucas novidades me comunicaches estes días. Supoño que a túa dona che puxo un pouquiño de sensatez no gasto que estás a facer co teu móbil. Eu non che digo nada, pero ben me decato de que, cando me chamas, non das parado de falar, e, por riba, de falar ti, porque escoitar, o que se di escoitar, non escoitas nada nin a ninguén. Ao mellor, é que, como xa andas con algo de xordeira, no canto de escoitar, falas. Non o sei, ti verás. O caso é que seguramente che tiraron das orellas e por iso esta semana non me contaches case nada. Soubeches, si, que andou por Vilalba, o sábado pasado, un grupiño coral de Lugo chamado Sólo Voces ao que che apetecía escoitar, e así mo comunicaches, pero non tiveches medios, seica, para achegarte aquí nin eu puiden ir buscarte. Non é que ti sexas moi adicto (máis ben, nada) á chamada música culta, pero a música coral, en principio, non deixa de atraerte. E este coro abofé que vale a pena, aínda que teña o nome en castelán e se acompañen dun piano, deixando, polo tanto, de ser sólo Voces.

Pois ben, este grupo lugués presentounos un panorama moi atraente de música coral feita en Lugo ao longo do século vinte. O predominio foi, evidentemente, para os cantos das catedrais, tanto de Mondoñedo coma de Lugo, pero non faltaron pezas máis coñecidas popularmente como a Negra Sombra do lugués Montes, a cantiga de amor “Compañeira” do barbudo Mini, o de Fuxan e a Quenlla, xa sabes, ou a delicadísima “Lela”, un poemiña de Castelao no que se di que están as nubes chorando, supoño que xa te darás conta.

Pois ben, meu Antón, resulta que o director do coro, Fernando, cando anunciou esta última peza, agardaba que o público vilalbés a recibise cun especial eco de orgullo doméstico, porque, efectivamente, esta deliciosa melodía é froito dun noso paisano que se chamaba Rosendo Mato Hermida. Chamándose Mato, era evidente que algo tería que ver con Vilalba. E así é, pero non houbo a reacción esperada porque, polo percibido, case ninguén dos que alí estabamos eramos coñecedores nin da valía deste músico nin da súa procedencia vilalbesa. A min, como comprenderás, deume moita pena non ter nada coñecido desta riqueza artística con raíces entre nós. Tratei de pescudar un pouco e pregunteille a Pepe Leira que, en efecto, sabía ao menos de que familia era. Algo é algo para comezar. En consecuencia, desde aquí, ti, Antón e máis eu, botamos un desafío para que, por exemplo, algúns parentes do músico, como o apreciado Mato do Mesón ou o noso mestre Arturo, eficiente e eficaz secretario do IESCHA, se poñan a investigar algo máis e nos comuniquen outros logros deste vilalbés que, aínda que só fose pola aludida melodía, xa tería ben merecido ser rescatado do esquecemento dos seus paisanos.

E, aproveitando o tirón, cumpriría reservarlle, nalgún documento público, unha agradecida lembranza a outro músico de Vilalba, parente tamén de Arturo e de Rosendo, que era coñecido popularmente como Olaso. Pouca xente, mesmo do seu tempo, son coñecedores da valía que se lle recoñecía a este home, como instrumentista da frauta, entre os seus compañeiros da Banda da Coruña naqueles anos cincuenta e sesenta nos que esta agrupación coruñesa ostentaba o mellorciño da música que se facía na nosa terra. De feito, cando se representaba na Coruña unha ópera de categoría (unha ou dúas ao ano) cun esforzo de medios excepcional, adoitaba ser preciso traer de fóra reforzos de instrumentistas musicais inexistentes na cidade, pero nunca foi necesario que viñese un frautista, malia a singularidade deste instrumento, pois Olaso cumpría sobradamente ese labor, aínda que a cantante acompañada fose a mesmísima Monserrat Caballé ou a grandiosa Pilar Lorengar. Así que, en fin, aí lle quedan deberes impostos aos nosos amigos Matos, e, tamén por suposto, ao encargado da cultura no concello.

E, ao falar do concello, hei de me referir á política en xeral, porque ti, meu Antón, non paraches de me encirrar cos teus comentarios sobre a miserable panorámica que nos están a ofrecer os nosos representantes nas institucións. Polo que se ve, dicíasme, parece que as ideas desapareceron dos parlamentos e só nos quedan insultos, pendencias e descualificacións imparables na busca do poder. Por moito que o convenzan, ninguén é quen de manifestar a súa concordancia e cambiar, en consecuencia, o seu voto. E seguramente, coas vindeiras eleccións, o que nos agarda é que sigamos coa mesma trécola para noxo de todos: Zapatero é nulidade e Rajoi, un folgazán, segundo quen fale. E mentres, aí temos: implicados presuntos en corrupcións diversas son propostos impunemente como presidentes ou membros de autonomías, algunhas sospeitosas actuacións dos tránsfugas pasan desapercibidas para o persoal, e as ideas, de existiren, quedan fóra do debate. Xa verás, Antón, como nas eleccións para o noso concello non imos escoitar reflexións algo substanciosas, senón que, máis ben, uns e outros, han insistir no traballo cotroso de mercaren vontades mediante promesas de empregos ou doutras prebendas, aproveitando, claro, os postos que ocupan nas empresas ou na Administración. Todo sucio dabondo. E o máis curioso é que, malia todo isto, os cidadáns, como ovelliñas, seguirán a darlle votos a moitos dos que nunca na súa vida tiveron a luz dunha idea nin argumentos para a defender. Só a causa de seren propostos por un partido dos grandes. Dos grandes, porque dos outros habería que matizar algo máis.

Fíxome sorrir a viñeta de humor galego dun tal Gogle, moi surrealista, que me mandaches hai uns días. Non é máis ca un chiste nin a cousa ten máis malicia, pero, se nos fai sorrir é porque indica un estado de ánimo da poboación. A viñeta mostra a dous vellos en conversa:

- estou preocupado, o meu neto dixo que non quería estudar

- e logo, que pensa facer

- non fai máis que dicir que quere ser alcalde

Que non se vexa falta de respecto, pero a política, efectivamente, non está respectada. E isto debería facer reflexionar.

Neste contexto de pobreza política, paréceme moi ben a túa proposta dunha adiviña: quen é o político que ten experiencia, que non só ten ideas senón que quere ter máis, que sabe discutir con calma e que non vai estar no concello? . Eu supoño que sei a resposta, pero vou deixar sen poñela para que cada quen poña a súa. O que si che digo, aproveitando a túa insinuación, é que un pobo non pode prescindir alegremente dunha persoa así, sexa do partido que sexa. Máis ideas e menos ansias de poder, é o meu resumo. Espero que ti, Antón, cadres de acordo, xa me dirás.

Nada máis por hoxe. Unha aperta suíña, pero agarimosa de

Bernardo

martes, 15 de febrero de 2011

Cartas a Antón de Bernardo García Cendán (11/02/11)


Lugo, 11 feb 2011

Meu amigo Antón

Somos irregulares dabondo nisto de che escribir cada carta semanal, pero mentres poidamos facelo de cando en vez, xa me dou por satisfeito. Supoño que non é cousa de lles explicar aos nosos oíntes as causas da nosa ausencia, sobre todo cando andan polo medio asuntos da túa saúde. Como ti dis, hoxe non é de bo gusto falar destas cousas cos amigos. De haber problemas, un debe gardalos para si sen alterar o estado de ánimo optimista dos que nos escoiten. Así que teremos que dicirlles a cantos nos escoitan ou nos len que ambos, ti e máis eu, estamos moi ben. Menos mal que aos galegos non nos compracen moito estas normas e non somos en ningún caso tan aseverativos: sempre temos o recurso de utilizar frases como “ímola virando” ou “imos termando” ou iso, o máis frecuente, de “imos indo”. Pois aí queda: imos indo.

Ti, meu Antón, agora xa case non te moves de Compostela e tes moi abandonada a nosa Vilalba. Aínda que non é así de todo, porque non che sae do pensamento e, naturalmente, queres que eu che conte o que vai acontecendo por aquí. Pois, atende: hoxe vou comezar por che recomendar unha visita, canda a túa muller, a esta vosa vila, mañá mesmo, sábado, para estardes aquí pola tardiña. E, como eu ben sei que ti non conduces, deduzo que terás que convencer ao teu fillo para que te achegue ata nós, e, claro está, con el virá tamén a túa nora e, se cadra, algún dos teus netos. E así será perfecto: faremos un pleno familiar para verdes un espectáculo que sen dúbida pagará pena. Trátase dun festival organizado pola sección parroquial de Mans Unidas coa intención de recadar fondos para unha obra importante nunha zona de Tanzania, seica, da que non me se me recorda o nome. Un nome raro que non pillei axeitadamente porque non estaba moi atento ás noticias na radio cando oín falar deste asunto á miña amiga Loli, unha colaboradora eficiente que, por certo, non sei por que, explicábase en castelán.

Pero en castelán ou galego, creo que, con este motivo, vale a pena a vosa visita a Vilalba. Primeiro, porque así podemos vernos, e, segundo, porque estou seguro que vos haberedes divertir coa música de noviños intérpretes chairegos, cos poemas da chairega Marica e cos monólogos dun coñecido humorista na tele galega. Ademais disto, tamén gozaredes, sen dúbida, como non, coas habilidades máxicas do meu amigo e colega Xosé Manuel Carballo do que non é preciso facer ningunha presentación. Os teus netos, segundo ti me tes contado, aínda recordan vivamente o ben que o pasaron na última vez que puideron presenciar os xogos deste amigo entrañable. Todo iso, como digo, xa paga a pena, pero tamén é importante a vosa visita porque cómpre apuntalar ese labor magnífico que tenta realizar un grupiño de persoas vilalbesas que se quixeron comprometer nas actividades desa institución de Cáritas, Mans Unidas, que vai collendo pulo na nosa vila e que agarda pola incorporación doutros membros que ousen prestar unha intensa colaboración. E ti ben sabes: colaborar quere dicir ofertar axudas económicas, claro, pero tamén algo de traballo, moitas ideas e influenza nas decisións. Coma en calquera outra asociación.

Xa sei, xa sei o que me dirías, coa túa sorna habitual, se agora mesmo estiveras ao meu carón. Seino, porque sempre andas coa mesma teima de que facer caridade non é facer xustiza, e que Cáritas non se para tanto na xustiza como en aquietar a mala conciencia dos máis ricos mediante a entrega duns euros no nome da caridade. E, como ben sei que é isto o que estarás a pensar, xa che respondo axiña que a filosofía de Mans Unidas non é tanto a de facer pequenas esmolas, aínda que estas sexan imprescindibles, como a de facernos tomar conciencia das inxustas desigualdades sociais e ser consecuentes con esta conciencia. Necesidade, xa que logo, de actuar en consecuencia, e isto, meu amigo rosmón, pode ser perigoso para os que, coma ti, teñen unha mentalidade conservadora, pois os que teñen esta mentalidade tenden a lle dar o seu voto xustamente aos partidos conservadores que non son precisamente os que máis loitan contra as abafantes desigualdades sociais. En fin, non sei se me entendes, así que che propoño unha cousa: no canto de lle chamar caridade ao que fai Mans Unidas, chámalle solidariedade, e seguramente, deste xeito, comezaremos a nos entender. Eu ben sei tamén que moitos dos que traballan en Mans Unidas, tanto no resto do país coma aquí, en Vilalba, pertencen abertamente ao mundo conservador, pero asegúroche que, se non cansan de facer este labor, acabarán por descubrir que a loita pola xustiza non casa moi ben coas posturas conservadoras, e, se cadra, comezarán a seren tan revoltosos como revoltoso é o evanxeo de Xesús que está na base, suponse, desta institución de Cáritas. De feito, Cáritas e Mans Unidas, son institucións que estiveron moi respectadas e valoradas polos partidos progresistas ao longo de toda a transición política española. Eu disto pódoche dar fe.

Meu Antón, hoxe, como ves saíume unha prédica, pero foi intencionada. E agora aínda tiña que seguir con asuntos políticos a che contar, porque xa foron presentados os cabeza de lista para as eleccións municipais. A cousa, xa o imaxinas, vai dar para moitos comentarios que andarán sen dúbida polos nosos bares, tabernas e demais lugares de tertulia, pero precisamente por iso, polo que a cousa pode dar de si, prefiro deixalo para a carta da semana que ven, se Deus o quer.

Cóidate, non deixes de vir ao festival e non dubides do aprecio do teu amigo

Bernardo

sábado, 5 de febrero de 2011

Obxectivo, recuperar a ilusión


É hora dun cambio de ciclo na búsqueda da ilusión perdida. Unha vez confirmada a traizón da doctora Elba Veleiro, na que depositáramos todas as nosas esperanzas para liderar o socialismo vilalbés e que tras catro anos vacíos de traballo e de liderazgo, só nos quedaba ver como fallaba a palabra dada e incumpría os compromisos que adquirira con todos nós e en especial co meu pai, participando nunha lista electoral que incluso polo escoitado a moitos partidarios de Eduardo Vidal, resulta un auténtico desastre, e que só a presenza de Elba, pode intentar tapar o fracaso na elaboración dunha candidatura gris, que incumpre as promesas de Vidal, que aseguraban que a nova dirección do PSOE vilalbés contaría cunha lista feita cos mellores e que ó final ten que confiar no máis que amortizado e irresponsable Luis del Luta para facer candidatura.

Para este cambio de ciclo, toca buscar novas experiencias que traten de sacar todo o positivo que hai en nós e abandonar aquelo polo que non merece a pena preocuparse. É tempo de abandonar as batallas que tanto dano lle infrinxiron ó meu pai e os seus compañeiros e que non vamos a permitir que lle sigan facendo ó resto da nosa gran familia e compañeiros.

Para iso, o grupo de xentes que traballamos xuntos durante tanto tempo, creamos o Foro Vilalbés de Debate e Cooperación, asociación que reivindica todos aqueles valores que sempre defendimos e que serve tamén para manter a actividade social deste grupo, e dende o ámbito persoal, teño que decir que ademais deste Foro, co que estou completamente comprometido e convencido que será todo un éxito para a sociedade vilalbesa, comezo duas novas apostas máis, que espero que volten a sacar todo o positivo que levo no meu interior.

Unha a nivel sindical, onde din o paso de involucrarme na creación dunha nova sección sindical na Refinería de A Coruña, que intenta trocar os malos hábitos do anclado sindicalismo existente na actualidade no noso complexo industrial e darlle novos folgos a unha plantilla desvinculada da actividade reivindicativa. Dende esta nova sección sindical na refinería de A Coruña que montamos baixo o amparo do sindicato USO, comezamos a nosa actividade cun éxito notable na primeira convocatoria electoral na que participábamos e agora dende o Comité de Empresa traballaremos incansablemente para mellorar a calidade dos nosos compañeiros e intentar recuperar o pulso perdido entre os traballadores.

A outra aposta, da que me sinto especialmente orgulloso, e o traslado de afiliación cara a agrupación socialista de Arteixo, onde militarei cun grupo de persoas entrañables, cun maravilloso ambiente, cun marcado sentimento socialista e co liderazgo dunha persoa cercana, honrada e valente na sua actitude como reponsable política e como alcaldesa do pobo. Nesta nova etapa que comezo, o único que busco é a felicidade persoal, o compromiso cos meus ideais e aportar un graniño de area no proxecto socialista de Arteixo, que seguro que voltará a ter grandes éxitos nas próximas datas, coa revalidación da alcaldía por parte de Pilar Souto na que poñerei os meus esforzos como un novo militante máis deste concello.

Como decía o meu bo amigo Bruno, esperando ser de utilidade para a sociedade me despido:
Saúde, socialismo e república