Pachi y Gonzalo
(Al final, nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto. A los pocos meses de habernos enterrado, física o políticamente, somos polvo, periodista, carne de hemeroteca a disposición de algún antropólogo de esos que quieren rememorar tal como éramos. Al final nunca prevalece la fuerza de la razón, sino la razón de la fuerza…)
Los mártires del PSdG-PSOE se enfadarían conmigo si reprodujese aquí sus nombres y apellidos. Fueron los que plantaron cara a los Vázquez de antaño, a los Sánchez Presedo, a los Pérez Touriño, y acabaron con el corazón partío, exiliados a Madrid, desterrados del partido o desvanecidos en la historia. Pero aquellos mártires alzaron por lo menos la voz en los diferentes congresos, en apasionantes duelos entre David y Goliat en los que las piedras de las hondas no tumbaban a los gigantes, a los Paco Vázquez, a los Antolines, a los Emilios, de acuerdo, pero por lo menos les obligaban a ponerse tiritas ideológicas. Un Congreso sin mártires, sin ecce homos, sin pepitos grillos, es un puro trámite que sólo deja una hoja en blanco (no confundir con Pepe Blanco) en la historia de un partido.
Dejad hablar a Gonzalo, a cualquier Gonzalo del PSdG-PSOE, a cualquier crítico que tenga algo que decir a orillas del Lérez. Dejad que la crónica de una victoria anunciada de Pachi tenga la grandeza de una honrosa, limpia, higiénica y democrática derrota de esas voces que, el aparato oficial, esa trituradora de las democracias internas de los partidos, quiere condenar a clamar en el desierto. Dejadme la esperanza, musitaba Miguel Hernández en su “canción última” Dejadnos la esperanza de creer que es posible discrepar, plantear alternativas, practicar la autocrítica, pensar en voz alta en los partidos políticos españoles, en los partidos políticos gallegos.
Si de la congregación de fieles socialistas gallegos en Pontevedra sacan a Pachi bajo palio, sin un solo rasguño verbal, ni una sola foto en la que le hayan sacado los colores, sin un sólo pelo ideológico fuera de sitio, tras haber coprotagonizado, a la vera de Touriño, la fulgurante caída del imperio bipartito, habrá sido una gran paso para el ex conselleiro de Medio Ambiente, pero un pasó atrás para el socialismo gallego. Un Congreso cerrado en falso, no deja de ser, en términos de medio ambiente político, como un agujero en la capa de ozono en los genuinos términos medioambientales: una amenaza para el futuro.
Si ni siquiera le permiten a Gonzalo Caballero convertirse en un mártir por la causa, quemado en una abrumadora votación por la “inquisición” que lo tiene todo atado y bien atado, algo olerá a podrido en Pontevedra, y esta vez no podrán echarle la culpa a la Celulosa. Que le ganen, pero jugando el partido, y no aprovechando un reglamento perverso que otorga las victorias sin permitir que se presente el contrario. Que abran las ventanas del socialismo oficial para que entre el aire fresco del socialismo de calle: ése que no sabe que aún, en el siglo XXI, el que se mueve sigue condenado a no salir en la foto.
Lo siento por Pachi, que probablemente sea un gran candidato, pero sobre cuyo futuro penderán como espadas de Damocles dos dudas metódicas: si va a ser el guardián de la silla para Pepe Blanco, y si ha aceptado tan alto honor sabiendo que, el aparato, ha movido los hilos con la maquiavélica convicción de que el fin justifica los medios.
2 comentarios:
Gran artigo.
Hai Martin que ti e mais eu non levanos dous dias nesto apesares da nosa diferencia de edade. E triste pero no noso partido sempre estan a pasar cousas coma as destes dias.
E parece que non escarmentamos, e a pedra parece que de un congreso para outro medra mais, pero nos seguimos a tropezar nela. Pero bueno cando menos no congreso de Ourense oimos a todos os que eran. Neste nin eso. E pronto ha de empezar a pasar fatura.
Pero os que residen alen da nosa terra non se estan a enterar ou non queren enterarse.
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